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ARTE Y ECOLOGÍA

DOCUMENTANDO EL HÁBITAT A TRAVÉS DE UN PRODUCTO ARTÍSTICO

Adriana Plaza de Terán

RAQUEL VAN GELDEREN

"Despliega la naturaleza su manto, extiende sus cascadas, devela sus profundidades; transparencias torneadas a fuego; los azules como plumas coléricas o gajos de alegría; deslumbramientos, decisiones imprevistas, siempre certeras y tajantes; los verdes acumulan humores y mastican su grito frió y centellante; los grises y ocres se abren paso a cuchilladas netas mientras el sol amarillea sus clarines. Colindan lo rosa con la llama y sobre sus hombros descansa la geometría de la desmesura. "

Palabras de Octavio Paz que parecen haber sido dichas para caracterizar la obra de Raquel van Gelderen; una artista que nos sorprende y enriquece con su trabajo fruto de un quehacer constante, aportando a la plástica tucumana su particularísima sensibilidad y visión del mundo.

Pintora del paisaje, del entorno del hombre, Raquel pinta lo que ve, conciente de que todo lo que realiza, tiene un superávit enaltecedor, por que concibe, ordena y expresa subjetivamente aquello que la inspira y que es la relación profunda entre el hombre y la naturaleza. Nuestra artista plasma rápidamente de manera sumaria apasionada y vital, la quintaesencia de los temas elegidos.

Sus paisajes están resueltos con ademanes amplios y pinceladas informalistas, caracterizando el tema sin detallarlo, liberándolo de todo lo accesorio.

La agudeza de su captación por encima de cualquier teoría, pone de relieve una relación profunda y comprometida con la realidad circundante, ya que las vinculaciones entre arte y naturaleza se delimitan de acuerdo a la intención expresiva del artista, pero además expresan un factor de contemporaneidad relacionado tanto a la naturaleza como a la vida social y cultural.

La sensación de vastedad del cosmos, el bullir caótico de la vida, la infinitud y la inquietud frente al fluir del tiempo, están presentes en la obra de Raquel como realidades que van más allá de lo aparente.

Tafí del Valle le proporciona una visión cósmica; todo lo humano es tan pequeño en ese enorme altar ceremonial, donde ya y desde siempre otras comunidades disfrutaron de una relación trascendente con la inmensidad natural. Las distancias enormes, el color del cielo tan puro, las alturas desmesuradas y, el río, esa presencia constante en el Valle, realidad visual y sonora que motiva en Raquel reflexiones profundas acerca del sentido del tiempo, que se hace cada vez mas subjetivo.

No me cuesta imaginarla en la mañana fresca observando el agua lamer las piedras preguntándose incesantemente sobre el río interminable mientras relee a Borges:

"Mirar el río hecho de tiempo y agua

Y recordar que el tiempo es otro río,

Saber que nos perdemos como el río

Y que los rostros pasan como el agua."

La naturaleza adquiere dimensión monumental, rebate los planos y las formas se abstractizan casi totalmente; nuevas relaciones cromáticas apuntaladas por facturas fuertemente matéricas, expresan el caos panteísta en visiones barrocas: "Mi Jardín en invierno", y la serie de "Lapachos" son elocuentes representantes de este momento de cambio, fruto de sus investigaciones y vivencias de los últimos años.

Todo un laberinto de formas y colores se complementan con perspectivas múltiples, ofreciéndonos obras que persiguen sobre todo rescatar el universo primigenio oculto tras el velo del racionalismo y la cotidianeidad.-

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